entrevista por Guadalupe Irízar
Periodico Reforma
Cd. de México (22 septiembre 2019).-
Luis Rubio, analista, especialista en ciencia política, administración pública y economía, es un hombre crítico que rechaza las etiquetas, los dogmas y que se dice abierto a conocer y confrontar ideas, datos, posturas, interpretaciones.
El presidente de México Evalúa-CIDAC (Centro de Investigación para el Desarrollo AC) y el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales está convencido de que para tratar de incidir en políticas públicas son indispensables las propuestas sin descalificaciones innecesarias.
Rubio dice vivir y disfrutar un momento único para el análisis y las propuestas.
«Como analista es un momento fascinante, difícilmente hay mejores momentos que los de discontinuidad, que los momentos de crisis que exigen que uno ejerza su función o su trabajo de la manera más cuidadosa», afirma.
Se ufana de una característica de su análisis crítico de la situación del País: «No me gusta meterme con personas».
En entrevista, a propósito del reconocimiento que por su trayectoria recibió ayer en la Feria Internacional del Libro Judío (FILJU) en la Ciudad de México, el articulista de REFORMA recuerda su interlocución de antaño con Andrés Manuel López Obrador, cuando fue presidente del PRD y Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.
Dice conocer al tabasqueño y asegura que sabe escuchar; también reconoce que coincide con el diagnóstico de los problemas del País que López Obrador ha presentado, aunque no con sus propuestas de solución.
El Presidente, sostiene, debería analizar opciones de solución a los problemas.
«Yo no creo que haya una solución única a los problemas», señala.
Rubio asegura que el País se enfrenta a una paradoja en cuanto a libertad de expresión: nunca ha habido una época con más libertad porque el Gobierno controla menos cosas, pero al mismo tiempo hay otros factores condicionantes -financieros, narcotráfico-, y una tensión internacional sobre los medios tradicionales, que pueden restringirla.
Para Rubio, hacen falta reglas claras para todos: para los ciudadanos, para las organizaciones y para las empresas, como parte de un entorno que pueda favorecer el crecimiento particularmente de la economía.
– En su papel de analista, ¿cómo ve la situación del País, que es el universo sobre el cual usted trabaja?
«Bueno, como analista es un momento fascinante, difícilmente hay mejores momentos que los momentos de discontinuidad, de crisis, de circunstancias que van cambiando, porque ese es el momento en que las circunstancias exigen que uno ejerza su función o su trabajo de la manera más cuidadosa, más consciente, más analítica, y es el momento en el que los lectores tienen mas interés en saber y en ver interpretaciones y entender mejor lo que está ocurriendo».
– Usted ha dicho «no acepto etiquetas ni de derecha ni de izquierda», sin embargo estamos ante una nueva clasificación por parte del Presidente entre «conservadores» y «liberales o neoliberales» ¿cómo ve usted esta clasificación?
«El Presidente lo utiliza como un instrumento para avanzar su proyecto político y para ganar adeptos y para mantener a su base política, pero eso no debe distraernos de lo que realmente es importante.
«Desde luego todos tenemos una perspectiva de nuestras preferencias, y pretender neutralidad es un absurdo, es una cosa que no existe en el mundo del análisis porque todos tenemos nuestras preferencias, pero a mí me parece que primero que nada el Presidente sí ha tocado con toda claridad los temas más importantes que el País enfrenta, que son corrupción, pobreza, falta de crecimiento, desigualdad. Yo creo que son temas verdaderamente reales, profundos que el País requiere. Donde no tengo ninguna coincidencia es en la manera en que él propone resolverlos, pero de que la agenda que está planteando es la agenda correcta, yo creo que no hay ninguna duda.
«Yo no creo que haya una solución única a los problemas y por lo tanto la mayor parte de nosotros vamos a encontrar que uno tiene que ser un iconoclasta en las propuestas que uno hace. Para unos eso es herejía, para otros eso es la manera natural de resolver los problemas, pero hay cosas por las que algunos me asociarían con la derecha, otros con la izquierda y muchos simplemente dicen en dónde está para este cuate porque no es fácil de asir en este sentido.
«Simplemente soy un liberal en el sentido más tradicional, donde creo que debe haber un Gobierno que funcione, que establezca reglas, que haga cumplir las reglas. Creo que debe haber una relación entre el ciudadano y el Gobierno bien establecida, que le dé oportunidades a la sociedad, llámese trabajadores, empresarios, periodistas y demás a que funcionen de una manera absolutamente libre, y debe haber al mismo tiempo solución a los problemas básicos de infraestructura, de pobreza, de educación y demás.
«Esto quiere decir que debemos tener una economía bien manejada, con equilibrio, con ortodoxia, pero tenemos que ser muy liberales en respetar a que cada ciudadano tenga derecho a pensar como le dé la gana y tenga derecho a hacer su vida como mejor le parezca».
– Ha habido críticas del actual Presidente a los especialistas, ¿usted cómo se ha sentido?
«Bueno, no me gusta que ataque a ningún periódico, no me gusta que ataque a ningún periodista, no me gusta que ataquen al periódico que me ha dado y me ha hecho su casa, no me parece que sea una estrategia de ganador a largo plazo; en el corto plazo es obvio el beneficio que obtiene el Presidente. Por otra parte yo creo que hay una razón por la que a mí no me han atacado y es porque no estoy… porque primero no me meto con personas y ésa es una diferencia».
– Es un principio…
«No es un principio, pero es que yo lo que estoy tratando de ver son políticas públicas, ideas, principios. Y eso a mucha gente no le gusta, pero tampoco me convierte en enemigo personal y eso lo hace también distinto, pero no es que yo haya decidido no hacerlo, es que estoy pensando de otra manera en cómo resolver los problemas del País».
– Ha sido una constante en su manera de abordar los problemas.
«Sí, el otro día me acusaron de ‘peñista’, cuando otro en una cena dijo: ‘si se pasó seis años criticándolo todos los domingos, cómo es posible que lo ataquen de eso’. Yo creo que es difícil en el Gobierno definirme en dónde estoy en eso. Conocí bien al hoy Presidente cuando era Jefe del Gobierno del Distrito Federal y creo conocer bastante bien sus motivaciones y lo discutíamos en aquellas épocas. Y las diferencias en cómo resolverlo eran absolutas. Pero los problemas no eran tan grandes».
– ¿Tenía interlocución con él cuando era Jefe de Gobierno?
«Todo el tiempo, mucho. Lo conocí porque lo invité a la presentación de un libro cuando era presidente del PRD en el 97 o 98 y en la misma mesa estaban Diego Fernández de Cevallos y Esteban Moctezuma, porque era un libro de cómo resolvió Chile sus problemas.
«Entonces hicimos un libro sobre eso y los invité a ellos para que lo presentaran. Era un libro que tenía un capítulo escrito por uno de los autores de las reformas chilenas y había comentarios de todos los países de América Latina incluido uno mío, sobre México. Y ahí lo conocí y de ahí nos empezamos a reunir y es una persona con la que se puede hablar, se puede hablar todo, no hay ninguna limitación en lo que puede discutir, aunque es claro, muy definido en sus ideas y tiene una visión de lo que debe ser y no se sale de ella».
– ¿Conserva esa interlocución ahora?
«No. Desde que invadió Paseo de la Reforma, después de la elección de 2006, no lo he visto. Desde entonces no hemos tenido contacto».
– ¿Y no sería bueno en esta coyuntura?
«Sí, en fin, algún día será. No sé».
– ¿Le gustaría tener una interlocución con él?
«Sí. Yo hablo con todos los que puedo porque me gusta entender qué están pensando. Las propuestas de políticas públicas, que es lo que hacemos como institución aquí, no se pueden resolver si no entiende uno las restricciones políticas y los intereses que están de por medio: intereses en todo el sentido, desde las visiones de los partidos, o de los líderes políticos, o de los sindicatos, o de los empresarios, y las restricciones económicas, las físicas. Todas esas cosas son importantes. Yo hablo con líderes sindicales, empresariales, políticos… hablo con todo el mundo, trato de entender mejor qué esta pasando para hacer propuestas más inteligentes o más viables para su implementación.
«En esa época tuve una interlocución permanente y muy activa y muy profunda. Creo conocerlo bastante bien, pero en fin, simplemente los caminos fueron otros».
– Pero está el camino enfrente, también puede ser otro momento de esa relación…
«En otra cachucha, que tengo del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales lo hemos invitado varias veces y nunca nos ha dicho que no, pero tampoco ha dicho que sí. Algún día será».
– Usted ha dicho que no acepta dogmas y que su postura puede ir cambiando conforme se hace de un acervo de datos. Es una apertura que no la tiene cualquier analista.
«Bueno, es que no hay una sola solución. Para un economista, por ejemplo, el IVA generalizado es una solución al problemas fiscal muy limpia, muy fácil de entender, pero en la vida real hemos encontrado con que los políticos simplemente no están dispuestos a hacerlo. Entonces técnicamente quizá es la mejor solución, si no funciona hay que buscar otra.
«Hay dos maneras de ver el mundo yo creo. Una es quién es el culpable y otra es cómo lo resuelvo. Y yo trato de ver cómo lo resuelvo, pero es una actitud frente a la vida, hay mucha gente que se dedica permanentemente a ver quién hizo esto o quién es el culpable y yo trato permanentemente de ver cómo resuelvo el problema y lo digo como analista, pero también como institución porque mis papeles no son inseparables».
– Como analista, ¿qué espera de este gobierno?
«Yo creo que la gran paradoja de este momento es que no hemos tenido en los últimos 40 años desde que empezó la necesidad de reformar al País, no fue, en contra de lo que dice el Presidente, no fue el deseo de los tecnócratas sino fue una respuesta a la crisis de los 70´s y 80´s. Nunca hemos tenido un Presidente con el poder y la legitimidad para llevar a cabo los cambios y las transformaciones que el País requiere. En ese sentido, el Presidente López Obrador goza de una oportunidad que no ha habido antes. Entonces si él decidiera utilizar eso para crear condiciones para que el País se transforme no hay nadie mejor posicionado ni con mejores condiciones para poder hacerlo que él. Y esa es la gran paradoja, porque tendría él que traicionarse a sí mismo, cambiar su visión, pero podría llevarlo a cabo para beneficio de los mexicanos más pobres, que sufren más, que tienen peores condiciones de vida, peor infraestructura, mayor distancia a los centros de decisión o de estudio o de lo que fuera o de producción, digamos todo el sur del País requiere atacar intereses creados muy profundos, muy arraigados porque sin eso no va a salir nunca. Y el Presidente ha ido en sentido contrario, es decir uno de los grandes cacicazgos del país es la CNTE y sin embargo el Presidente en vez de ir minándolos y disminuyéndolos, los está fortaleciendo, pero ése es el tipo de cosa que él podría hacer y que nadie más podría hacer».
– Usted lo ve como paradoja, él habla de una Cuarta transformación también.
«Sí, pero es una Cuarta Transformación hacia atrás. El proyecto es recrear un México de los años 60 y el México de los años 60 se acabó porque no funcionaba, no porque haya querido minarlo o destruirlo. Era un momento relativamente atractivo porque la economía crecía, la clase media crecía, porque había paz, había seguridad. Pero fue un momento excepcional que respondía a características únicas de México y el mundo, y cuando el mundo cambió y la población de México creció, pues ya no era sostenible».
– Cree que debería de replantearse el rumbo…
«Yo no tengo ninguna duda que debe replantearse, tiene que pensar en el siglo XXI no en el siglo XX.
– Es difícil que lo entienda…
«No, de entenderlo, yo estoy seguro que lo entiende, pero él cree que las reformas son la causa de los problemas, no son parte de la solución de los problemas.
– ¿Qué concede a este Gobierno? ¿qué cree que está haciendo bien?
«Yo creo que lo que está haciendo bien el Presidente es centralizar algunas funciones del Gobierno que yo creo que deben de ser centralizada, pero creo que más allá de un proyecto de poder, de centralización, no tiene un proyecto de desarrollo y en consecuencia la economía no se va a levantar y si no se va a levantar la economía ni sus planes de gasto ni sus planes de crecimiento económico se pueden lograr. En parte porque además está generando un miedo muy profundo en la sociedad en general, pero de particular relevancia para la economía entre los inversionistas y eso es lo que hace imposible que la economía se recupere porque no hay dinero en el Gobierno suficiente -en ningún Gobierno del mundo, si hasta el cubano está permitiendo inversión privada-, no hay dinero suficiente si no hay reglas del juego claras y garantías para inversionistas».
– Le hace falta eso…
«Es lo fundamental para la economía».
– ¿Cómo ve el ambiente de la libertad de expresión?
«El primer punto es que nunca ha habido una época en la que hay mas libertad de expresión porque el Gobierno controla menos cosas. Dos, es que sí hay medios que han estado restringiendo la libertad al despedir o eliminar personas que eran críticas y mayor capacidad de análisis de las actividades del propio Gobierno. Y el tercero es que estamos viviendo un momento muy tenso en todo el mundo en los medios tradicionales. Simplemente porque el acceso a internet y los medios digitales han hecho menos rentable a la comunicación y han hecho mucho más fácil el acceso a la información, a través de otros medios que al menos en apariencia no le cuestan al usuario. La combinación de esas tres cosas por supuesto que tiene el potencial de restringir la libertad.
– Me sorprende un poco lo que dice de restricción, porque también afirma que nunca ha habido mucha gente en las calles con esta libertad.
«La libertad ha aumentado dramáticamente. Dicho eso, un periodista de Tamaulipas un día que dije algo parecido me dijo: ‘bueno, ya no es el gobierno el que restringe, ahora son los narcos’. Sí hay otros temas que quizá en la Ciudad de México no sean tan evidentes, pero en otros lugares sí lo son.
– ¿Es optimista con este momento del País?
«Como le decía, yo creo que si seguimos por donde vamos, vamos muy mal, pero la oportunidad de cambiar, por las circunstancias del propio Presidente es excepcional y es la mejor que yo he visto en todos los años que llevo haciendo esto».
Hora de publicación: 21:25 hrs