Lo esencial y lo secundario

Lo esencial y lo secundario

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\par }\pard \qr\sl480\slmult1\nowidctlpar\widctlpar\adjustright {\fs24 Luis Rubio

\par }\pard \qj\sl480\slmult1\nowidctlpar\widctlpar\adjustright {\fs24

\par La democracia avanza y prolifera en el pa\"eds, al menos en cuanto a la competencia pol\"edtica que se hace cada vez m\"e1s patente -y p\"fablica- en todos los \"e1

mbitos institucionales, partidistas y regionales. Esto constituye un gran avance porque, luego de a\"f1os de procesos pol\"edticos ocultos, luchas intestinas, violencia pol\"edtica y una total ausencia de transparencia, la pol\"ed

tica mexicana comienza a ser p\"fablica y objeto de debate abierto o, al menos, mucho m\"e1s abierto. Estos avances sin duda reflejan un \"e9xito importante en uno de los temas m\"e1s disputados de los \"faltimos a\"f1os, e

l mecanismo de acceso al poder. La contraparte es que la diversidad pol\"edtica, la competencia pre-electoral, las zancadillas y la proliferaci\"f3

n de partidos tiende a elevar el nivel de incertidumbre para los mexicanos comunes y corrientes. La ausencia de un

camino claro y suscrito por todos los partidos y potenciales candidatos respecto a lo que es cambiante y a lo que debe ser permanente en la pol\"edtica y econom\"eda del pa\"eds tiene la consecuencia de atemorizar a la poblaci\"f3n. Y una poblaci\"f3

n atemorizada se torna cautelosa, desconfiada y conservadora, lo que implica par\"e1lisis econ\"f3mica y, por lo tanto, un creciente rezago en lo que de verdad importa: la creaci\"f3n de riqueza y la generaci\"f3n de empleos.

\par

\par El problema que enfrentamos no reside en el hecho de que estemos comenzando a hacer pininos en la democracia, sino en la enorme disputa que subyace toda la vida pol\"edtica. La dispersi\"f3n pol\"edtica, la desaparici\"f3n del gran coordinador de la pol

\"edtica nacional, los incentivos que promueven la radicalizaci\"f3n de posiciones y lenguaje son todos consecuencia de un proceso de cambio pol\"edtico que apenas, y con gran dificultad, dio el primer paso hacia la democracia pero se estanc\"f3 ah\"ed

. Las elecciones no son, como han venido insistiendo innumerables promotores de la democracia, una condici\"f3n suficiente para lograr ese sistema pol\"edtico, por m\"e1

s que sean obviamente un componente necesario del mismo. De esta forma, ahora que todos los partidos y potenciales candidatos se han embarcado, o est\"e1n por embarcarse, en el proceso de intentar obtener la candidatura de su (o, en muchos casos, de alg

\"fan) partido pol\"edtico, resultan mucho m\"e1s patentes y evidentes las carencias que los logros. De no cambiar este rumbo, parece m\"e1s que obvio que la polarizaci\"f3n y el encono se van a acentuar minuto a minuto.

\par

\par Nuestros problemas son dos: uno reside en las carencias de nuestra democracia en su estado actual y el otro tiene que ver con los incentivos perversos que caracterizan al sistema pol\"edtico en su conjunto y que no hacen sino profundizar las diferen

cias y premiar el radicalismo. Ambos problemas reflejan el abrupto e incierto camino que ha caracterizado a la pol\"edtica mexicana. Es decir, los avances que se han dado, con la exclusiva excepci\"f3n de la reforma electoral m\"e1

s reciente, fueron producto no de una visi\"f3n de largo plazo, de una estrategia de cambio pol\"edtico o de un proceso de negociaci\"f3n civilizado, sino de luchas pol\"edticas interminables, disputas no institucionales, violencia pol\"ed

tica, cesiones de espacios con frecuencia en forma ilegal y arreglos legislativos sin transparencia, dise\"f1ados m\"e1s para salir del paso que para darle viabilidad pol\"edtica de largo plazo al pa\"eds. Dados estos antecedentes, nadie deber\"ed

a estar sorprendido de la enorme complejidad del momento actual, de la incertidumbre que agobia y afecta a todos los mexicanos y de los riesgos que entra\"f1a el camino que estamos siguiendo.

\par

\par A final de cuentas, la democracia no es m\"e1s que un conjunto de mecanismos a trav\"e9s de los cuales una sociedad toma decisiones. Desde esta perspectiva, la

democracia mexicana obviamente no ha logrado su cometido. Es patente la dificultad, con frecuencia imposibilidad, de tomar decisiones y es imposible no reconocer el hecho de que los procesos pol\"edticos premian la radicalizaci\"f3

n de los participantes en lugar de promover consensos, arreglos entre las partes, decisiones cr\"edticas en el plano legislativo y pol\"edtico y una competencia pol\"ed

tica respetuosa y transparente. Es tentador el argumento de que el problema reside en la ausencia de un presidente conductor, organizador y dispuesto a negociar con todos los actores pol\"ed

ticos. Sin duda esa ausencia ha tenido un fuerte impacto en el devenir pol\"edtico del pa\"eds. Pero el argumento opuesto demuestra que el problema es mucho m\"e1s serio y profundo: si en el 2000 llegara a

l poder un presidente dispuesto a conducir, organizar y negociar se encontrar\"eda con que la ausencia de visi\"f3n y estrategia a lo largo de los \"faltimos treinta a\"f1os ha sembrado toda clase de obst\"e1

culos que no pueden ser resueltos por un individuo iluminado y experimentado en las artes pol\"edticas.

\par

\par El proceso de transformaci\"f3n pol\"edtica va a tener que proseguir, llegue quien llegue a la presidencia, incluso si retornan al poder los grupos m\"e1s duros del pri\"edsmo recalcitrante, por la simple raz\"f3n de que el status q

uo es intolerable para todos los mexicanos, de todos los puntos geogr\"e1ficos y pol\"edticos del pa\"eds. Evidentemente los alcances de la transformaci\"f3n pol\"edtica que de hecho prosiga y su naturaleza misma podr\"ed

a ser muy distinta, dependiendo de la filosof\"eda, visi\"f3n e intereses que represente o dominen al pr\"f3ximo presidente y partido en el poder. Pero es pr\"e1

cticamente imposible contemplar un escenario de inmovilismo. Por supuesto que existe un serio riesgo de experimentar un retroceso pol\"edtico, pero el costo de ese camino ser\"eda brutal, toda vez que la poblaci\"f3n no lo tolerar\"eda -por m\"e1

s que el prestigio de nuestra democracia ande por los suelos-, pero m\"e1s importante, porque ese camino dar\"eda al traste con cualquier perspectiva de avance econ\"f3mico que es, todos lo sabemos, el punto nodal del futuro del pa\"eds.

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\par No cabe la menor duda que una persistente incapacidad para atender los problemas esenciales del pa\"eds -empleo, pobreza, creaci\"f3n de riqueza, seguridad p\"fablica- puede llevar a destruir la incipiente e incompleta demo

cracia, sin que eso llevara a resolver los problemas de esencia. En cierta forma, estamos atrapados entre dos imperativos: uno que obliga a resolver problemas esenciales para la poblaci\"f3n y que es clave para reducir las brutales tensiones pol\"ed

ticas, y otro que exige construir una estructura pol\"edtica institucional capaz de dar cabida, en forma ordenada y consensual, a las diversas fuerzas pol\"ed

ticas e intereses en la sociedad. Es decir, por un lado requerimos aislar los temas de esencia de las disputas pol\"edticas cotidianas y por el otro se requiere una nueva arquitectura pol\"ed

tica, instrumentada a partir de negociaciones, desarrollos institucionales y una alteraci\"f3n radical de los incentivos que en la actualidad promueven la discordia y el enfrentamiento.

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\par La ausencia de la visi\"f3n para construir una nueva arquitectura pol\"edtica y de la capacidad para articularla e instrumentarla en la actualidad nos lleva a un dilema muy espec\"edfico: si queremos evitar que el pa\"eds se congele, que la poblaci\"f3

n se atemorice y que la econom\"eda corra el riesgo de sufrir una crisis m\"e1s, no tenemos m\"e1s alternativa que la de comenzar a aislar los temas de esencia de los temas de leg\"edtima disputa pol\"edtica.

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\par Los temas de esencia son todos aquellos que afectan la vida cotidiana de la poblaci\"f3n: la econom\"eda, la seguridad, el empleo, la pobreza, la legalidad y as\"ed sucesivamente. Ning\"fan partido o candidato podr\"ed

a negar la trascendencia de acordar lo elemental sobre estos factores a fin de sustraerlos del debate pol\"edtico. En su esencia, los mexicanos requerimos avances sustantivos en cinco frentes que hoy son totalmente inciertos: la direcci\"f3

n que va a seguir la econom\"eda, el estado de derecho, el combate a la pobreza, la seguridad p\"fablica y el r\"e9gimen de propiedad. Nadie en su sano juicio puede objetar la importancia de llegar a consensos en estas materias a la brevedad posible.

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\par Nos encontramos en un punto crucial de la evoluci\"f3n del pa\"eds. La disputa por el poder arrecia, los candidatos, sobre todo en el frente pri\"edsta se multiplican y la diversidad de posturas e intereses se agudiza. Todo esto no es s\"f3

lo bueno, sino que deber\"eda ser aplaudido. Pero siempre y cuando lo que est\"e9 de por medio sea s\"f3lo aquello que no afecta las certidumbres b\"e1sicas, en el corto plazo, de la poblaci\"f3n. Es decir, tenemos que evitar una nueva crisis y, m\"e1

s importante en este momento, la par\"e1lisis que genera la percepci\"f3n de que pueda haber una crisis como resultado de las disputas pol\"edticas de los pr\"f3ximos quince meses. En el largo plazo lo m\"e1s trascendental, para bien o para mal, ser\"e1

la arquitectura pol\"edtica que se construya en los pr\"f3ximos a\"f1os, pues de ah\"ed derivar\"e1 la capacidad de desarrollo integral que logre el pa\"ed

s. Pero en el corto plazo lo esencial es eliminar la incertidumbre y suscribir acuerdos sobre los factores esenciales de la vida de la poblaci\"f3n. Es tiempo de articular un consenso sobre lo esencial para hacer posible lo importante.

\par Fin de articulo

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