Luis Rubio
La economía mexicana comienza a experimentar una recuperación significativa, pero que no va a mejorar los niveles de empleo y de vida de la mayoría de los mexicanos en el mediano plazo. Ahora que el presidente Zedillo ha convocado a que se hagan propuestas concretas de lo que podría hacerse para lograr que la economía logre su cometido más rápidamente, quisiera aportar algunas ideas.
La economía mexicana atraviesa una etapa muy difícil. Por una parte, hay un sector de la economía que está creciendo a una velocidad imponente. Por otro lado, el resto de la economía experimenta una contracción sin precedentes. Lo mismo le ocurre a la economía argentina y algo exactamente igual le pasó a la economía chilena desde finales de los setenta hasta la mitad de los ochenta. Muchas de las empresas que fueron viables en otras épocas ya no lo son; muchas empresas que hoy están en problemas podrían ser viables si sus empresarios tuviesen mayor claridad de lo que tienen que hacer.
Muchas más empresas serían posibles -nuevas y viejas- si existiera un marco económico y regulatorio más propicio a la inversión. Este es el punto medular. Virtualmente todos los países del mundo han adoptado un modelo de política económica semejante al nuestro. Eso implica que todos compiten contra todos por la inversión productiva. Los países que ofrezcan mejores oportunidades y condiciones más atractivas a la inversión son las que van a ver que ésta se materialice y, obviamente, sólo nuevas inversiones van a hacer posible que se reemplace la planta productiva que ya no es viable y sostenible.
En lo personal no tengo la menor duda que las líneas generales del modelo económico vigente son las únicas que pueden sacar al país adelante. Sin embargo, tampoco tengo la menor duda que el modelo puede ser extraordinariamente enriquecido de tal suerte que se acelere el proceso de recuperación y, sobre todo, que se liberalicen las fuerzas y recursos de los mexicanos que hagan posible el que el crecimiento que se logre dar sea mucho más amplio y mucho más generalizado de lo que parece ser posible en la actualidad. Lo que sigue, pues, son propuestas que buscan fortalecer y no cambiar al modelo económico. Divido estas propuestas en tres rubros. El de energía eléctrica. En lugar de definir proyectos específicos, convocar a la proposición de opciones de producción y suministro de energía sin agenda prestablecida.
d) Desmontar el entuerto que se creó en el caso del gas donde la empresa productora, reguladora y propietaria de todos los gasoductos existentes es la competidora de cualquier nuevo inversionista. Es decir, separar la función regulatoria y de producción del gas del resto del proceso y privatizar los gasoductos existentes para que desaparezcan los conflcitos de interés actuales.
II. Facilitar la operación de las empresas existentes y nuevas de tal suerte que se dediquen a producir en lugar de perder el tiempo negociando con la burocracia gubernamental y bancaria.
a) Simplificar el régimen fiscal al punto en que las obligaciones de los contribuyentes, tanto empresariales como individuales, puedan ser satisfechas llenando una sola página que no requiera más información que los ingresos y los gastos.
b) Liberalizar al sector financiero modificando las regulaciones vigentes de tal forma que se privilegie la competencia entre las instituciones y se haga posible el desarrollo de una banca que se vaya especializando en los diversos segmentos del mercado y tipos y tamaños de empresas. Eliminar toda restricción a las instituciones financieras del exterior. Con todo esto se buscaría favorecer al usuario del crédito así como la canalización de recursos a las empresas que hoy no son sujeto de crédito por su tamaño.
c) Constituir un mecanismo de supervisión efectivo de la operación de los bancos a fin de evitar crisis futuras y eliminar la garantía de los depósitos por parte del gobierno federal, para que los que pagamos impuestos no seamos responsables de los errores de los banqueros.
d) Desarrollar una ley de quiebras que permita acelerar la restructuración de empresas en problemas crediticios de tal forma que los activos utilizables retornen a la producción lo antes posible. De esta forma se podría evitar que muchas empresas desaparezcan por falta de alternativas, a la vez que se podrían generar nuevas oportunidades de inversión que hoy son inimaginables.
III. La recuperación de la economía sólos será posible en la medida en que se lleven a cabo modificaciones fundamentales en la manera en que funciona el gobierno en la actualidad. Si bien son muchas las áreas en los diversos niveles de gobierno impiden que funcione la economía, hay por lo menos algunas modificaciones que podrían cambiar de golpe las opciones económicas del futuro mediato.
a) Modificar las reformas llevadas a cabo en materia del poder judicial en diciembre de 1994 a efecto de que todas las leyes vigentes puedan ser sujetas de revisión constitucional por parte de la Suprema Corte de Justicia. De ser esto posible sería factible eliminar innumerables leyes contradictorias a la Constitución, que impiden que fluya la inversión privada hacia diversos sectores de la economía y podría llevar a reducir las facultades inconstitucionales que en el presente tiene, por ley, el gobierno y la burocracia en todos los ámbitos. Con esto se favorecería el avance del estado de derecho y la credibilidad de la institución judicial.
b) Iniciar una cruzada orientada a que todas las regulaciones que rigen sobre la economía entre los niveles de gobierno federal, estatral y municipal sean consistentes y favorezcan el desarrollo de las empresas.
c) Consagrar y ampliar los derechos ciudadanos como superiores a cualquier otro principio en la Constitución.
Cada una de estas sugerencias contribuiría tanto a abrir oportunidades para que se multiplique la inversión privada, como para que existan garantías efectivas a quienes se dediquen a esa actividad. El objetivo sería el de abandonar de una vez por todas la pretensión de guiar o limitar el crecimiento económico para promover al máximo el potencial empresarial de los mexicanos, comenzando por los más modestos y humildes. Si no lo hacemos, seguiremos con una recuperación limitada que no generará beneficios para la mayoría.
Estamos en un mundo en el que todos los paíprimero se refiere a la atracción de nueva inversión. El segundo a facilitar el que las empresas realicen su actividad una vez que están en operación, tanto las nuevas como las viejas. Finalmente, la tercera se refiere a las acciones complementarias que serían indispensables para que las dos primeras sean exitosas.
I. Hacer de México un paraiso para la inversión tanto nacional como extranjera. Para lograr este cometido sería necesario:
a) crear un régimen de inversión que le otorgue condiciones regulatorias y legales idénticas a la inversión nacional y a la extranjera. Es decir, eliminar todas las fuentes de discriminación que en la actualidad subsisten.
b) emprender con seriedad y determinación la privatización de las empresas petroquímicas y los ferrocarriles. Si es necesario llevar a cabo cambios legislativos, proponerlos, abogar por ellos y convencer de su necesidad. Pero dejar de dar tumbos y seguir adelante.
c) Modificar la forma en que se convoca a concurso para la inversión o concesión en materiases competimos por los mismos recursos. O aceptamos que sólo el que va más rápido va a atraer esos recursos, tanto nacionales como del exterior, o seguiremos con una recesión de largo plazo para la mayoría de los mexicanos.
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c) Instituir un mecanismo judicial de indemnización económica por los daños y perjuicios que causa en su actuar el Estado.dgubernamental que afectara a varias generaciones de mexicanos
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