AMERICA ECONOMIA – Luis Rubio
La realidad se construye por la acumulación de acciones e inacciones, decisiones y omisiones. Aquí van algunas observaciones sobre México.
1.-La captura de “El Chapo” y la muerte de Nazario Moreno reabrieron el debate sobre la seguridad y las semejanzas o diferencias entre la administración anterior y la actual. ¿Hay diferencias? La evidencia sugiere que la única diferencia notable reside en la estrategia de comunicación, donde el gobierno del presidente Peña Nieto se pinta solo. La forma de actuar del gobierno sugiere eficacia y competencia pero, al menos en este asunto, no cabe ni la menor duda que la suerte también juega su parte. Los responsables de ambos hechos –policías, marinos, ejército- son los mismos y es claro que el gobierno actual no tiene una estrategia, en lo policiaco-militar, distinta al anterior. El tiempo dirá si su manejo político, en Michoacán, arroja resultados diferentes.
2.-El dilema de la competencia es más complejo de lo que sugiere la discusión en torno a la declaración de “preponderancia” que emitió el recientemente creado IFETEL. No hay duda de la dominancia de dos empresas en televisión y telecomunicaciones, respectivamente, pero las soluciones no son simples, en buena parte por el cambio tecnológico que ha tenido lugar en las últimas décadas. Hay varias cosas que me parecen evidentes, algunas aparentemente contradictorias: a) el gran tema de hoy en telecomunicaciones es acceso a las redes móviles y a Internet. La exigencia de apertura a otras empresas, en igualdad de condiciones, parece lógica y conducente a la creación de un bien público –la interconexión- que, valga decirlo, debió ser el criterio original de la privatización hace más de dos décadas; b) el tema de la televisión ha cambiado en un sentido y permanece en otro: por una parte, el futuro de la televisión radica en redes cerradas, vía Internet y teléfonos móviles, lo que los expertos llaman “triple play”, circunstancia que pone en duda la viabilidad, y atractivo económico, de la televisión abierta, al menos en el largo plazo. Por otro lado, el escarnio y desaprobación respecto a las televisoras quizá tenga menos que ver con su dominancia que con la percepción de que se dedican menos al entretenimiento como afirman que a la manipulación política. En esta perspectiva, Carlos Slim, que no es percibido en el mundo político como un actor político sino como un empresario encumbrado, puede bien ser una solución para el dilema de la televisión: un competidor creíble; c) la resolución de IFETEL todavía está por aterrizarse con criterios concretos, algunos de los cuales, supongo, se derivarían de la ley secundaria que todavía está por ser debatida, pero es importante que su consejo entienda que la competencia es un medio, no un objetivo. También es clave preguntar si IFETEL actuó de manera autónoma, si respondió al clamor de la galería que exige “pegarle” a los grandes o si existe una institución con fuerza en ciernes, capaz de enfrentar al gobierno y a los poderosos, aunque eso la haga impopular, asunto nada pequeño a la luz de lo que vendrá en energía. No menos importante es el asunto de no dividir a las empresas declaradas preponderantes, mensaje también relevante para otros sectores de la economía donde, por razones históricas, diversas empresas tienen presencia significativa en sus respectivos mercados.
3.-La celebración del aniversario 85 de la fundación del PRI constituye un hito no tanto por la longevidad del partido, sino por su evidente resurrección, y lo que eso implica. Los priistas se aprestan a recuperar el control legislativo en 2015 y todas sus acciones están encaminadas a ese objetivo. Visto en retrospectiva, es evidente que el PRI nunca se fue y los panistas, quizá en su mayor torpeza, no fueron capaces de desmontar el andamiaje que sustentaba sus redes de poder. Pero el “retorno” de un PRI que nunca tuvo que reformarse dice mucho sobre la cultura política del país y sobre su característica excepcional como grupo disciplinado, pragmático, capaz de construir y reorganizar su maquinaria electoral, desarrollar nuevos métodos para construir y nutrir a sus clientelas y centralizar el mando. También dice mucho de una oposición cuya debilidad determina el éxito del PRI. Nadie sabe qué ocurrirá en las elecciones del año próximo, pero hay tres temas sobre los cuales vale la pena reflexionar: primero, la popularidad del presidente no es lo que era antes y esto podría anticipar que el 2015 no necesariamente será como 1991 cuando Salinas arrasó; segundo, la economía es siempre un factor crucial en materia electoral y la situación actual no es exactamente boyante; finalmente, tanto el PAN como la izquierda se encuentran sumidos en un caos, cada uno de naturaleza propia. Quizá la pregunta pertinente es menos si el PRI dominará los próximos procesos electorales que si los otros partidos serán capaces de resurgir como contrapesos efectivos frente a un partido que ya no es “de Estado” pero que tiene toda la capacidad de imponerse cuando la oposición es débil, como prueba el propio Pacto. Por el lado del PRI, la pregunta es cuál de los PRIs dominaría el futuro, porque su naturaleza histórica como partido de grupos sigue vivita y coleando.
4.-Quizá lo más interesante del 2015 sea la disputa por la ciudad de México. Unos buscarán convertirlo en estado, otros querrán recuperarlo electoralmente. Seguramente ninguno se saldrá con la suya, pero en el PRI reverbera el grito foxista de, parafraseado, “sacar al PRD del DF”.